Hola de nuevo.
Pues una vez más, de diez, gracias y enhorabuena a La Oveja Negra Scooter Club por su entrega y denuedo en la organización de una gran ruta, la Vuelta a la Sierra del Segura en Vespa.
Vamos con la crónica. Como comentaba ayer, llegamos a Puente de Génave no demasiado tarde, así que tuvimos tiempo de descansar un poco e incluso salir antes de la cena. Nos reunimos unos cuantos en un bar cerquita del hotel y estuvimos un rato charlando, comentando la ruta, el asfalto, los paisajes, la carburación de esta vespa o aquella otra, el último cacharro que tenemos en la cochera a la espera de restaurar... y además de eso, la lotería de Navidad, que quien más quien menos, todos llevaban, así que no queriendo ser esquivos a la diosa fortuna, hicimos nuestra apuesta, a ver qué pasa...
La cena estuvo muy bien, muy animada como siempre, se repartieron los diplomas y los recuerdos a los clubes y terminamos tomando algún licorcillo espirituoso. Al terminar los que quisimos fuimos a descansar y los que quisieron alargaron un poco más, puesto que no íbamos a madrugar mucho.
A la mañana siguiente, desayuno en el hotel y a prepararse para otra tirada entre cuestas, pinares curvas y revueltas... Pero antes de eso, nos hacemos la foto de grupo en Puente de Génave.
Listo, salimos rodando hacia Hornos, pueblo con un impresionante castillo, y desde donde podemos observar, en el valle una bonita estampa...
Al fondo del valle podemos ver cómo la niebla se deja caer, mostrando un mar de nubes muy bonito.
Como no, ya sé que somos un poco pesados, hay que mostrar la Vespa, que aprovecho para comentar que funciona de maravilla, no siendo una clásica, ofrece claro, una comodidad en la conducción muy grande, pero el disfrute en estas rutas es muy similar al obtenido con clásica, al menos es mi opinión.
Venga, vamos a posar en alguna foto, que yo me dejo ver poco, esa es la verdad.
La carretera espectacular en general, y en cada tramo hay algo que llama la atención, la combinación de curvas, la umbría del pinar, las vistas hacia los valles, las impresionantes vistas de picos y montañas...
En los más alto, el paisaje cambia cada pocos metros y con tanta curva el sol llega a darte por todos los lados...
Si os queréis entretener un poco, podéis buscar una Vespa, os aseguro que está...
¿No os la había dicho? En esta otra foto se ve algo mejor...
Llegamos a Riópar, donde decidimos parar a tomar un refrigerio de esperar a los que sabemos, van detrás de nosotros. En la gasolinera encontramos una vieja señal anunciando que se aceptan cheques gasolina, aunque sospechamos que a día de hoy, esos cheques a los que se refiere, son difíciles de conseguir.
Aprovechamos para revisar los tramos de ruta que quedan, todo está muy bien organizado, y es difícil encontrar fallos en la organización, comidas, rutas o compañía, vuelvo a repetir mi agradecimiento a la Oveja Negra, de verdad.
Así las cosas, no disfrutaré de la comida prevista en Peñarrubia, puesto que decido adelantar el regreso a casa, por diversas circunstancias, no sin cierta pena, más aún cuando ya sé que la comida no ha defraudado y ha supuesto un broche perfecto a este fin de semana, pero más ocasiones habrá. Ahora que escribo, ya todos han llegado a casa y descansando.
Un fin de semana que nos ha recargado las pilas, pero ya estamos pensando en la próxima. Hasta entonces.